Hoy Sandra nos cuenta valientemente la historia de cómo fue el parto de Rodri. A las 18 semanas de gestación detectaron un problema médico en el bebé que no les dejó otra opción que interrumpir el embarazo. Pero lo que le tocaría vivir a Sandra no sería un parto como pudieron tener muchas mujeres, sino que fue derivada a una clínica privada porque el hospital donde le llevaban el embarazo se declaró objetor de conciencia. Nadie está preparado para lo que le tocaría vivir.
Hoy tiempo después, se ha animado a compartir un relato convertido a narrativa, parte de un curso de escritura que ha resultado terapéutico para ella.
Sandra y Rodri, un parto robado.
6 de junio de 2018
-Algo no va bien. Vamos a hacer más pruebas.
Silencio y ruido. Todo a la vez. Nada parece tener sentido. ¿Por qué a mí?.
7 de junio de 2018
-No es viable. Piensa qué quieres hacer.
¿Cómo voy a pensar? Apenas puedo respirar. No quiero hacerlo. No puedo hacerlo. Pero TENGO que hacerlo.
-Hay latido, no podemos hacerlo en este hospital. Llama a este número.
No lo entiendo. Nadie me lo explica.
8 de junio de 2018
-¿Cómo que quieres ver la eco? Eso es mucho peor. ¡Fíate de mí! Hago esto todos los días.
Es mi hijo, quiero verlo. Quiero sostenerlo en mis brazos.
-¿Que quieres cogerle? Esto no es un parto. A veces no salen ni enteros. No quieres ver eso.
Su padre está a mi lado, pero solo está. No se considera su padre.
-¡Firma aquí!
¿Qué estoy firmando? Hay latido hasta que yo firme esto. Está hablado. Está decidido. Es lo
correcto. Firmo.
Una puerta, vieja, fea, desvencijada. Se abre y se cierra. Otra puerta igual. Mismo
procedimiento, abre e inmediatamente después cierra.
-Ahí tienes todo. Cámbiate, ahora vengo.
¿Será rusa? Sí, parece rusa, al menos de algún país del este. Todos tienen algún acento. Nadie parece de aquí. ¿Sigo en Madrid?
-A ver cómo vas. ¡Túmbate!
¡Me haces daño! Como respuesta una cara seria. Recuerda, no debes quejarte, esto es así.
Ya no se mueve, ha dejado de luchar. Me rindo yo también.
-Parece que ya estas lista. Te espero en el quirófano.
Vale, llegó el momento. Adiós pequeño mío. Mis ojos se cierran.
Abro los ojos.
-En un momento te subimos a la habitación.
No puedo pensar. Solo quiero irme a mi casa. ¿Por qué me siento clandestina?, ¿por qué esta culpa?, ¿he hecho algo mal? Solo quiero llegar a casa, con mi niña. Necesito su inocencia.
Necesito verme a través de sus ojos y su mirada limpia. Me siento sucia.
7 de julio de 2021
Siempre serás mi guerrero. Adiós pequeño mío.