El duelo es un proceso psicológico qua compaña la muerte de un ser querido y que supone una secuencia de alteraciones en el equilibrio emocional de quien sobrevive.
Acompañar a una persona en duelo es, en muchas ocasiones, más fácil de lo que podemos pensar en un primer momento.
Si bien es cierto que no estamos acostumbrados ni se nos ha educado para percibir la muerte como algo natural, el proceso es algo con lo que tarde o temprano nos vamos a topar y no siempre será como estamos acostumbrados, ya que no solo mueren los ancianos o las personas muy enfermas. A veces nos toca lidiar con la crueldad de ver morir a alguien joven o, como el caso del que vamos a hablar, cuando aún no ha nacido.
Tener que despedirse cuando la vida empieza es, sin duda, uno de los eventos más traumáticos a los que puede tocarte enfrentarte. Nadie está preparado para perder un hijo y nadie lo está para acompañar esa pérdida y es que, durante muchos años, el tabú ha envuelto tan bien el duelo gestacional que lo ha convertido en algo silenciado, invisible y rechazado. Lo normal es que las miradas se aparten y la conversación se desvíe cuando una madre en duelo habla de su bebé, contribuyendo más al estado de tristeza y soledad de la misma.
Recuerda que cuando una madre en duelo calla, no es porque no tenga ganas de hablar, sino porque no se siente acompañada, escuchada ni comprendida.
4 tips que te ayudarán a ti y a la persona en duelo
A continuación, te contamos 4 cosas que te serán muy útiles si necesitas acompañar a alguien en duelo, en especial a una madre.
1. NO EVITES EL TEMA
No evitar el tema significa no cortar la conversación cuando la mamá trata de contarnos cómo se siente, su experiencia o algún detalle de su bebé.
Cuando cortamos o desviamos la conversación, por muy sutilmente que sea, puede resultar muy doloroso, pues no siempre es fácil hablar de nuestros sentimientos ni de episodios tan dolorosos y sentir que incomodan al resto hasta el punto de que cualquier cosa que decimos al respecto sea ignorada, hará que esa persona se aleje y se reprima, algo no muy beneficioso para su proceso de duelo.
Escuchar a una madre en duelo puede ser doloroso para nosotros también, pero pensemos un poco: cuando la conversación termine, nosotros seguiremos con nuestra vida y olvidaremos el sufrimiento que nos pueda haber causado esa conversación. Sin embargo, esa mamá volverá a su casa vacía, a la soledad de haber perdido a la persona que más quieres para siempre, pero hablar contigo puede haber significado mucho para ella: no se sentirá sola. Y eso, amigos, es el regalo más grande que podemos hacerle a una ma/padre en duelo.
2. VALIDAR SIN JUZGAR
Cuando perdemos un bebé en el embarazo, surgen cantidad de sentimientos que no sabemos dónde colocar ni cómo gestionar. Cuando se trata de una interrupción de embarazo además, pueden aparecer algunos muy marcados, como culpa o arrepentimiento. Todos son perfectamente normales y es también normal sentir varios a la vez, aunque se contradigan, y aunque desde fuera pueda parecer que nos hemos vuelto locas y no hay remedio, también es fácil ayudarnos, por ejemplo:
👉 Validando: «Amiga, acabas de pasar por algo muy duro y aunque no me puedo meter en tus zapatos, se que me sentiría igual. Así que no te sientas mal y vamos a tratar de poner todo en su sitio, juntas.»
👉 Evitando juicios: «Amiga, yo no se lo que es esto pero si necesitas llorar todo el día, es porque de verdad lo necesitas. No eres una exagerada, no eres una floja y me voy a quedar contigo porque te quiero.»
Cuando nos presentan el duelo nos dicen que son fases, que atravesamos siguiendo una curva. Lo que no nos dicen es que esa curva en realidad es una montaña rusa, con retrocesos, paradas largas y que tanto cambio abruma, confunde y enloquece.
Una mano amiga que nos diga que es normal, que se nos pasará y volveremos a ser estables emocionalmente es reconfortante.
3. PREGUNTA DIRÉCTAMENTE SI QUIERE HABLAR DEL TEMA Y PREPÁRATE PARA ESCUCHAR TODOS LOS DETALLES.
Aunque desde fuera se piensa que evitar el tema favorece a que esta experiencia se olvide con la finalidad de volver a nuestra vida cuanto antes, como ya hemos hablado muchas veces (y nos gusta insistir en ello) la realidad es muy distinta: «pegar patada» para adelante solo hace que más adelante vuelvas a encontrarte con el problema, con la desventaja de ir caminando por una cuerda floja en vez de por un camino bien pavimentado. Huir del duelo no arregla nada.
👉 Pero debemos ser conscientes de nuestros actos: irá muy bien que le preguntes a esa mamá si quiere hablar de cómo fue todo (incluyendo el día del parto) pero debes estar preparado/a para escuchar todos los detalles, recordando que no hace falta que des ningún consejo sobre cómo lo habrías hecho tu. El relato del parto de un bebé fallecido siempre será duro de escuchar, pero la verdad es que hay experiencias realmente traumáticas sobre interrupciones de embarazo.
👉 Si no estás preparado/a para escucharlo todo desde la tranquilidad y el estima, es mejor dejar esta conversación para más adelante. Pero nunca, nunca cortes a una mamá que está hablando del parto de su hijo.
La muerte gestacional y la interrupción del embarazo es sin duda algo realmente duro y cruel. No añadamos dolor al duelo.
4. NO HAGAS COMPARACIONES
Cuántas veces no habremos oído que lo de fulanita sí fue una desgracia porque le pasó estando de más semanas que tu.
Por favor, no le digas eso a alguien que está en duelo.
Es normal pensar que cuanto más avanzado está el embarazo es todo peor, pero es un gran error hacer comparativas ya que no son las semanas las que duelen (esto lo hemos hablado muchas veces) sino la pérdida de todo aquello que habías construido alrededor de esa nueva vida en tu vientre además de quedarte sin la oportunidad de conocer a tu bebé: duele no ver el color de sus ojos, duele no ver su sonrisa, duele no oler su pelo. Y eso duele en todas y cada una de las muertes gestacionales independientemente de la semana en la que ocurra.
El duelo no se compara, se acompaña.